domingo, abril 03, 2011

Las Malvinas todavia son Argentinas.





Su Descubrimiento: Las islas Malvinas fueron avistadas por primera vez en el año 1520 por la expedición de Fernando de Magallanes, al buscar un pasaje hacia el Océano Pacífico. Esteban Gómez les dió el nombre de la nave que comandaba: San Antón, es por esto que en los antiguos mapas aparecen con el nombre "Islas Sansón" al ser eludida la "t", Simón de Alcazaba y Alonso de Camargo las visitaron antes del año 1540 y las describieron en el Islario de Santa Cruz en el año 1541: "Al oriente del puerto de Sanct Julián... a cincuenta y un grados de altura". En esas épocas fueron conocidas con nombres españoles como , -además de San Antón-, Islas de San Carlos o Islas de Los Patos. Las Malvinas fueron frecuentemente confundidas con una supuesta isla llamada Pepina (apodada parofónicamente como Peypus por los ingleses), aunque también han sido llamadas imprecisamente así otras ínsulas del Atlántico Meridional.

Una vieja cuestión argentina: Las islas Malvinas están formadas por dos grandes islas, Gran Malvina y Soledad y unos 200 islotes más pequeños. Allí abundan las colinas, y el tiempo frío, húmedo y ventoso no permite el crecimiento de árboles.Los habitantes de Malvinas se dedican a la ganadería ovina y a la producción de lana. Las islas son una dependencia británica, reivindicadas desde siempre por la Argentina. John Davís, un navegante y explorador inglés, podría ser el primer europeo que descubrió a las islas en 1592. El capitán inglés J. Strong navegó por el estrecho que separa las islas en 1690 y lo llamó Falkland, apellido de un vizconde (de allí proviene el nombre inglés). En 1764, colonos franceses de Saint Maló (de allí deriva el nombre de Malvinas o Malouines) se establecieron en Malvinas orientales y colonos ingleses hicieron lo mismos en las occidentales. En 1770, España compró la parte francesa y en 1774 expulsó a los ingleses haciendo valer el tratado de Tordesillas. La Argentina acabó con el dominio a español en 1816 y en 1820 reclamó la soberanía de las islas.



En 1829, el gobierno porteño creó la comandancia política y militar sobre las islas da designando a Luis Vernet como titular, quien hizo respetar nuestra soberanía.

En 1833, Gran
Bretaña retomó el control de las islas y las declaró colonia en 1892. En 1960, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) invitó a los países coloniales a poner fin al colonialismo. Gran Bretaña se comprometió a descolonizarlas. Con el tiempo y ante el no cumplimiento inglés, la ONU solicitó a los gobiernos de ambos países poner fin a la disputa por medio de la negociación.

El desacuerdo llevó a un conflicto armado cuando el 2 de abril de 1982 fuerzas argentinas desembarcaron y ocuparon las islas durante 74 días; pero, el 14 de junio los ingleses lograron la segunda usurpación tras ganar la guerra de Malvinas. La victoria militar permitió justificar la instalación de una fortaleza en las islas Malvinas, una base de la OTAN el Atlántico sur.

Desde la constitución de 1985, las islas son administradas por un gobernador británico Incluso el Parlamento británico otorgó la ciudadanía británica a los habitantes de las islas.

Malvinas subsiste como uno de los últimos reductos del colonialismo europeo en América. Hasta 1985, Georgia del Sur y las islas Sandwich del Sur fueron gobernadas como a dependencias de las Malvinas. Sin embargo, la nueva constitución hizo que Georgia y Sandwích se convirtieran en un protectorado británico separado de Malvinas. Desde 1990 los dos países reanudaron las relaciones diplomáticas.

El problema de Malvinas no es una cuestión limítrofe para resolver sino un conflicto soberanía territorial.

Desarrollo del la Guerra:

El 2 de abril de 1982, tres días después de la movilización en la Plaza de Mayo, alrededor de cinco mil efectivos al mando del general Mario Benjamín Menéndez desembarcaron en Puerto Stanley, la capital de las Islas Malvinas, desde entonces rebautizada como Puerto Argentino. Los cuarenta y nueve marines ingleses que conformaban la pequeña guarnición encargada de la custodia del archipiélago fueron capturados y
trasladados a Montevideo junto con el gobernador Rex Hunt. El general Menéndez asumió como gobernador de Malvinas. Aunque para la sociedad argentina la toma de Malvinas fue algo inesperado, el plan militar hacia tiempo que se venia analizando.


Gran Bretaña había alertado al gobierno de Estados Unidos cuando la invasión pareció inminente, lo que dio lugar a un infructuoso llamamiento de última hora por parte del presidente estadounidense Ronald Reagan al presidente argentino Galtieri.

El gobierno británico de la primera ministra Margaret Thatcher se enfrentó a una grave crisis política, que provocó la dimisión inmediata del ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington. Margaret Thatcher para mejorar su imagen política decidió liberar las islas y su primer triunfo fue diplomático, pues logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declarara a la Argentina “país agresor” y obtuvo el aval incondicional de EE.UU. y de la Comunidad Económica Europea.

El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. Nicaragua ofreció tropas; Venezuela, petróleo y Perú, aviones de reemplazo. Solamente el régimen de Pinochet, en Chile, adopto una posición contraria, concediendo a los británicos suministros y bases para unidades de comandos.

Rápidamente se reunió un importante destacamento de fuerzas, formado por dos portaaviones y unos 28.000 hombres. Cuando este destacamento inició su viaje de 8.000 millas hasta el Atlántico sur, se produjo una intensa actividad diplomática por parte del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de Estados Unidos, Alexander Haig, el cual trató de convencer a Argentina de que tenía más posibilidades de alcanzar su objetivo aceptando entablar negociaciones diplomáticas, pero al fracasar en sus esfuerzos, el 30 de abril anunció formalmente el apoyo estadounidense a Gran Bretaña.



Ante la posibilidad cada vez más real de un conflicto bélico, hubo algunos intentos de mediación, entre los que se destacaron el del secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, y el secretario de Estado norte­americano, Alexander Haig. Pero todos fueron infructuosos. El 1 de mayo comenzó la guerra.


El 25 de abril, las fuerzas británicas reconquistaron Georgia del Sur. A comienzos de mayo, tras el despliegue del grueso de sus fuerzas en la zona, los aviones de la RAF (Fuerza Aéreas británicas) comenzaron a atacar las posiciones argentinas, en especial la pista de aterrizaje de Puerto Stanley (Puerto Argentino, antiguo Puerto Soledad). Aunque los británicos no lograron expulsar a las fuerzas aéreas y navales argentinas, el submarino nuclear Conqueror provocó el hundimiento del crucero argentino General Belgrano, falleciendo 368 hombres. A continuación, un misil Exocet lanzado por la aviación argentina hundió a un destructor británico, el HMS Sheffield.

Uno de los hechos más dramáticos de la guerra tuvo lugar el día 2 de mayo. Un submarino británico detectó, gracias a la información satelital proporcionada por EE.UU., el crucero “General Belgrano”, mientras navegaba fuera de la zona de exclusión. El crucero fue torpedeado y hundido. La cifra oficial de muertos ascendió a 368 hombres.

El 21 de mayo, unos días después de que concluyeran los esfuerzos de la ONU, sin que se produjera ningún avance, las tropas británicas desembarcaron en San Carlos (en la Gran Malvina). El desembarco se llevó a cabo con éxito, pero durante los días siguientes no cesaron los ataques aéreos contra los buques británicos que trataban de desembarcar suministros en tierra. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyor, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados.

El saldo final de la guerra fue la reocupación de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido y la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.


En ese contexto llegó a la Argentina el Papa Juan Pablo II. Su visita fue interpretada como un intento de convencer al gobierno de que terminara la guerra. El 14 de junio los 11.000 soldados argentinos se rindieron ante el general inglés Moore. Al día siguiente, Galtieri convocó a la población a la Plaza de Mayo para anunciar la rendición