miércoles, marzo 03, 2010
Un Mate...
Un Mate y un Amor.
El mate no es una bebida. Bueno,
sí. Es un líquido y entra por la boca.
Pero no es una bebida. En (ARGENTINA) nadie toma mate porque tenga sed.
Es más bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te
hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar
cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es
'hola' y la segunda: '¿unos mates?'.
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de
los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y
pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los
adolescentes mientras estudian o se drogan.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin
discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.
En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los
verdugos; los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te
pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten
grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.
Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo,
dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con
yuyos, con un chorrito de limón. Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos
mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza:
'¿Dulce o amargo?'. El otro responde:
'Como tomes vos'.
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de
yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las
casas. Siempre.. Con inflación, con hambre, con militares,
con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y
maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino
tiene y te da.
La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisión de
dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un
día en particular.
Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o
vivir lejos de los padres.
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la
necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
No es casualidad.. No es porque sí.
El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer
mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha
descubierto que tiene alma.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una
demostración de valores....
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la
charla es buena. Es querible la compañia..
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos
hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir:
¡Basta, cambiá la yerba!'.
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está
caliente, no?'.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una
vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin
mayores pretensiones que compartir.
Lalo Mir.
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